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ISBN/ASIN | |
Páginas | 142 |
Encuadernación | Tapa blanda |
A todos les pasó como una ráfaga por la memoria la imagen sin recuerdo de aquel hombre, que llegó a la casa una tarde después de cena, durmió una noche en el cuarto de visitas y que nadie había reparado en su repentina ausencia. A partir de ese día y por orden de María de la Gracia, dejó de existir la puerta de doble hoja con el semicírculo de vidrio rojo sobre el dintel que le servía de decoración; la aldaba de hierro de cerrarla por fuera; el rechinar que producían las bisagras el abrirla o cerrarla; y las tablas de roble pulido de las parees. El cuarto se tornó invisible y no cohabitó más con los habitantes de la casa.
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